miércoles, 16 de diciembre de 2015

PRÁCTICA 3: ¿ALGUNA VEZ HAS TENIDO MIEDO ESCÉNICO?

Bien, en eso consistió la práctica 3 de mi asignatura de Sociología de la Educación. El profesor nos llevó durante una clase al gimnasio y allí trabajamos distintos aspectos sobre la representación y sus diferentes roles.
En primer lugar hicimos pequeños juegos en los que teníamos que representar animales, utensilios de la cocina, etc. Después los fuimos dificultando un poco más, ya que nos tuvimos que meter en el papel de un actor propiamente dicho para intentar representar distintas emociones con el rostro y que parecieran lo más creíbles posible. Para ayudarnos, el profesor nos mostró cuales son los gestos principales que realizamos en diferentes situaciones, así como el balanceo de nuestro cuerpo y el sonido procedente de la barriga al reírnos a carcajadas o los hombros caídos y la boca hacia abajo cuando estamos tristes o decepcionados. 
La actividad resultó muy divertida puesto que, al final, todos acabábamos riéndonos de los gestos que nos salían cuando intentábamos realizarlos igual que el profesor. 

Pero sobretodo, esta actividad fue muy productiva también puesto que la profesión de maestros, que desempañaremos en un futuro no muy lejano, necesita de mucho teatro y especialmente si con quién trabajamos es con niños. Me explico: los profesores necesitan llamar la atención de los niños para que ellos se interesen por aprender y no se desconcentren o se distraigan. Y, ¿qué mejor manera de hacerlo que con teatro? Haciendo pequeños juegos con los que los niños se diviertan y se rían pero a la vez aprendan, podemos conseguir que también nos presten atención cuando les estamos explicando algo importante. Y es que la mejor manera que tiene el docente de enseñar es hacer que sus alumnos se interesen por lo que están aprendiendo, y esto ocurre si consigues hacer que el aprendizaje sea algo divertido e interesante para ellos. Lo conseguiremos si conseguimos acercarnos a los niños y que éstos se tomen el aprender como algo mucho mas relajado y divertido, en lugar de algo estricto que requiere de seriedad todo el tiempo. Por lo tanto, ¿por qué no dejar atrás la vergüenza o los prejuicios sobre la autoridad del profesor durante unos minutos, si con ello conseguimos que nuestros alumnos nos presten atención y aprendan? ¿No es esa la finalidad de nuestra profesión?

"El maestro es la brújula que activa los imanes de la curiosidad, el conocimiento y la sabiduría en los alumnos"- Ever Garrison.

En segundo lugar, esta actividad nos ayudó también a trabajar el miedo escénico. Esa sensación que todos hemos experimentado alguna vez cuando tenemos que hablar delante de un público o cuando sabemos que mucha gente está observando lo que hacemos. Bueno pues todo profesor tiene que abandonar ese miedo escénico ya que, queramos o no, hablar delante de una clase repleta de niños es a lo que nos vamos a enfrentar diariamente durante toda nuestra carrera profesional. Tenemos que quitarnos ese miedo y estar seguros de nosotros mismos para que los niños también nos vean seguros y, de esta manera, les transmitamos tranquilidad y confianza. 

Mi conclusión es que esta práctica es muy importante en nuestra profesión y por eso se deberían dar mas clases sobre este aspecto. Nuestro tiempo de formación en la Universidad debe servirnos, obviamente, para aprender cómo enseñar y transmitir nuestros conocimientos pero también para irnos habituando a hablar delante de un público (en nuestro caso, una clase) sin ponernos nerviosos ni sentirnos desprotegidos o incómodos ante ello. Y para conseguirlo, debemos quitarnos cuánto antes el miedo escénico del que hemos hablado.


"La enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza, sino de corazón a corazón"- Howard G. Hendriks.

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