lunes, 7 de diciembre de 2015

FUNCIONALISMO REFORMISTA: Educación e igualdad de oportunidades.

El funcionalismo reformista es una corriente que pretendía conseguir que la escuela fuera un instrumento de igualdad social. Está definido por el empirismo metodológico y esto influye en los problemas técnicos que tienen los investigadores a la hora de explicar por qué hay que recortar o no los gastos económicos en la educación. Sus métodos están caracterizados por el positivismo y el análisis cuantitativista.
El funcionalismo reformista explica que el fracaso escolar ocurre porque hay un elemento discriminatorio que favorece a los niños que poseen mayor capital cultural. Por lo tanto, ahora entraremos en la explicación de cómo se producen esa discriminación de mano de los autores principales de esta corriente:

En primer lugar, Boudon hace un apunte al comportamiento de las distintas clases sociales en los niveles educativos afirmando que los resultados escolares no solo dependen de cómo se demandan los niveles educativos en la sociedad sino de las actitudes psicológicas de quiénes reciben la educación y la pedagogía de quienes la inculcan. Por lo tanto, Boudon convierte el problema de la igualdad en la educación en algo dependiente de la aptitud ante el aprendizaje de cada individuo.

Por otro lado, Blau y Duncan hablan de la movilidad ocupacional demostrando que existe una independencia entre el origen social y la movilidad ocupacional, es decir, podemos ascender o descender en el empleo sin ser afectado por el origen social. En definitiva, no existe relación entre la herencia familiar y el status ocupacional. Como vemos, a estos autores lo que les importa no es el éxito o fracaso escolar sino el éxito o fracaso social.

Coleman es uno de los autores que revolucionan la política americana con su informe llamado "Informe Coleman". Con este informe concluye que la privación cultural en el entorno familiar es la principal causa de las desigualdades en la escuela y tiene como consecuencia el enfriamiento de las perspectivas reformistas, ya que si el problema está en las familias, por mucho que actuemos en la educación no se solucionará nada. Por lo tanto, afirma que no son necesarias tantas ayudas en la educación.

Jenks demuestra cuantitativamente que la desigualdad en la escuela se produce porque ésta se encarga de convencerte de que sino superas sus pruebas es porque has fracasado y selecciona a los que sí superan los objetivos de aprendizaje, es decir, la escuela fabrica la desigualdad. Por lo tanto, Jenks refuerza el apoyo a las políticas compensatorias en la escuela. 

Reissman sostiene que la familia tiene poca influencia en la cultura del niño, es decir, el papel de la familia no es determinante en la educación. Por último, Halsey, por su parte, afirma que la discriminación positiva aumenta el valor intelectual de los que sufren discriminación negativa. Para ello surgen las políticas de integración y compensación social. Además, explica que esta discriminación positiva es la que debe utilizarse en la escuela. 

Como vemos, todos los autores de los que hemos hablado tienen en común su preocupación por encontrar la mejor manera de compensar la educación para que sea rentable socialmente. 




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