Las funciones de la familia
actual son algo diferentes a las que tenía la familia tradicional de hace algunos años. Estas funciones son las siguientes: la transmisión de valores, la integración social, la educación
afectiva y la socialización autónoma.
Sin embargo, ciertos cambios externos, como el modo de desarrollo
económico, afectan a la transmisión de los valores sociales de los padres a los
niños y pueden provocar patologías de la familia debido a que, en muchas ocasiones, en el hogar no se sabe
lo que se quiere enseñar y se acaba enseñando mal o de manera contradictoria.
También afectan los cambios internos como el hecho de que las madres trabajen fuera de casa o el tener menos tiempo para dedicarlo a los hijos debido a los horarios laborales de los padres.
Por otra parte, a través del afecto se consolidan
determinados valores. El niño tiene derecho a recibir afecto y ser feliz y la
familia debe encargarse de ello. Además, los padres deben encargarse de que el
niño se socialice de manera autónoma con los demás y por lo tanto, aprenda a hacer
amigos. Sin embargo, a menudo se
producen interferencias en la relación entre los padres y los hijos debido a la
escasa o a la mala comunicación y esto puede provocar interferencias también en las relaciones con los demás, ya que el niño puede tener dificultades a la hora de interactuar con los demás y sentirse aislado. Esto se lleva a la escuela ya que el modo en
que los niños se comportan en su familia condiciona el modo en que actúan en la
escuela, y según la importancia a la escuela que se le dé en la familia, así
será la importancia que le dedique el niño. En conclusión, debe existir una cooperación que es necesaria
entre la familia y la escuela.
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