Denis Diderot fue una figura decisiva durante la época de la Ilustración en Francia y su posición filosófica era la del materialismo, pues para él la materia es lo más importante frente a la conciencia y el pensamiento, que son simplemente consecuencias de la materia.
De esta manera, Diderot mantiene que la realidad
está formada por materia, que puede estar viva o muerta, y que tiene unas
cualidades que los humanos percibimos mediante los sentidos. Estos sentidos
están configurados por la naturaleza para que puedan percibir pero necesitamos
de estímulos para que esto ocurra. Para explicar esta teoría, Diderot compara al ser
humano con un clavicordio alegando que éste está configurado por naturaleza para emitir
melodías pero necesita de un agente externo que toque las teclas para que estas
melodías suenen. Del mismo modo, el ser humano está dotado de sensibilidad y memoria pero necesita de estímulos que activen sus sentidos poniendo así en marcha la sensibilidad y la memoria.
Por su parte, D'Alembert también fue un gran filósofo de la Ilustración pero pertenecía a la corriente idealista, ya que basaba el conocimiento del mundo en las ideas y la conciencia. D’Álembert afirmaba que la realidad está formada
por ideas que nosotros no conocemos por naturaleza, pero podemos llegar a
conocer si averiguamos su causa. Así, expone el ejemplo de cómo de un
huevo puede surgir un animal y explica que para poder comprenderlo tenemos que
conocer la causa de que dentro del huevo crezca una vida, y esta causa es el
calor. De la misma manera, el ser humano conoce el mundo mediante el estudio de los fenómenos de la naturaleza y estableciendo sus causas.
"El universo, para aquel que supiera abarcarlo desde un único punto de vista, no sería, si estuviera permitido decirlo, más que un hecho único y una gran verdad."- Jean Le Rond d'Alembert.
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